Centenario

Parece ser que este año tenemos el diecisiete centenario del martirio de San Vicente, y el sacerdote regente, Don José María, está dispuesto a celebrarlo de alguna manera. Se pensó en varias cosas. Una de ellas es hacer una pequeña revista, cuyo contenido sea un poco el historial de la parroquia, etc.

He pensado en varias cosas. En primer lugar vamos a tener en cuenta las celebraciones del Patrón. Generalmente, los jóvenes próximos a cumplir el Servicio Militar Obligatorio, se ofrecían a organizar la fiesta, a fin de que la protección del Santo estuviera durante la vida militar de su lado.

Se organizaba más o menos de la siguiente manera.

Un mes antes o más, se juntaban dos jóvenes de la parroquia y recorrían casa por casa recolectando los donativos, que cada vecino daba según sus posibilidades. Y con este dinero se contrataba la música y se compraba el fuego.

Generalmente los músicos eran de la banda de Aldixe (Abadín) y se contrataba en relación al presupuesto, generalmente cinco. Y el resto para el fuego. El desplazamiento de Aldixe a San Vicente lo hacían en bicicleta, con su instrumento de metal a cuestas. No existía amplificación, por tanto todo lo hacían a pleno pulmón, incluyendo el cantante.

Cuando llegaban, sobre las doce del mediodía, daban un concierto en el lugar da Biela, que venía a ser frente a la casa de Remedios en el Combarro.

Los músicos, a la hora de comer, se repartían por las casas. Con esto se evitaban gastos de mantenimiento y algunos, en la sobremesa, solían tocar el saxofón o el clarinete.

Para las ocho o las nueve de la noche, se daba por terminada la fiesta y los músicos tornaban de regreso hasta Aldixe en sus bicis.

Las chicas jóvenes también tenían su toque de participación en la fiesta. Se preparaba un ramo de rosas artificiales, entremezcladas con galletas y rosquillas caseras, y sus dos cintas de seda atadas al tronco del ramo, para que entre tres lo portaran por el camino hasta la iglesia y luego en la procesión. No faltaba el detalle de vestir a la Virgen con su traje y manto nuevos, para acompañar a San Vicente en la procesión. Todos estos menesteres corrían a cargo de las chicas solteras de San Vicente.

Procesión de San Vicente en torno a la vieja capilla
22 de enero de 1964
 
Después de la cena, la gente joven improvisaba el baile en un local cubierto para protegerse del frío y de la lluvia, que venía a ser una cuadra vacía (corte), amenizada tantas veces por el acordeón de Santiago do Pedroso, y con el extraordinario alumbrado de dos o tres candiles de carburo. Dos Chicas, las más guapas, pasaban una boina para recoger la voluntad. Eso era el sueldo del músico de turno. Era muy conocida la “corte” de las ovejas de Manuel de Pedro “no Cibadoiro”.

Claro, estamos hablando de los años cincuenta. En años posteriores todo fue evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos.

Estos son los recuerdos inolvidables de la fiesta patronal, que con tanta añoranza esperaba todos los años.

La Zona da Riveira, formada por varios núcleos de población, siendo el más numeroso el de Maariz, pertenecientes a la Parroquia de Santiago de Mondoñedo, celebraban también su patrón, San Vicente. Recorrían todo el camino en peregrinación hasta la iglesia vieja de San Vicente, tirando de vez e cuando algún que otro cohete. Sobre las doce del mediodía tenían la misa y regresaban a sus casas. No me consta que organizaran fiesta por la tarde.

Sobre los años 60, siendo párroco D. Felipe Bangueses, propuso a los de Maariz hacer una capilla dedicada a la Virgen de las Nieves, y a partir de entonces dejaron a San Vicente para celebrar todos los años, el cinco de agosto, la fiesta de su patrona.

Ángel

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